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lunes, 25 de enero de 2010

Salome, pagina!

Hola!! UFffff tiempo sin entrar en blogger yo xD... Como salome fue la ganadora tengo que publicar su pagina y tres caps que le guste...asi que aqui voy:


Blog: http://salome-lavidaescorta.blogspot.com/

Cap.11 De compras.

Esa noche soñé con Edward, otra vez. Soñé que el salía conmigo, que éramos felices, que nuestro romance duraría para siempre, pero como dije, solo era un sueño.

Andaba hacía clase Español tranquila, ya que las chicas no me miraban con celos y los chicos con decepción. Entonces, como era de costumbre me encontré a Edward y a Alice por el camino y siguieron mi paso. Vi como Alice le pegaba un disimulado codazo a Edward para avisarle de algo.

-¿Qué harás esta tarde, Bella? –pregunto Edward a mi lado.

-Supongo que iré a Port Angeles, me hace falta ropa de invierno.

-¿No me dijiste que odiabas ir de compras? –pregunto Edward frunciendo el ceño.

-Y lo odio, pero tengo que ir con urgencia.

-¡Perfecto! Yo te acompaño, ya verás cómo te lo pasarás muy bien. Acabarás perfecta –dijo Alice con voz cantarina dando saltitos.

-De acuerdo –le dije yo-. ¿Vendrás, Edward? –le pregunte yo.

-Ir con Alice de compras es horroroso. No cuentes conmigo –dijo él.

-De acuerdo. A las cuatro paso por casa tuya, estate preparada –me dijo ella. Y dicho esto entro en su clase.

Y ahora estábamos Alice y yo en el coche conduciendo hasta Port Angeles, la verdad es que me había entusiasmado con la idea. Conducía como su hermano de rápido, todo el rato le estaba diciendo que bajara la velocidad.

Cuando llegamos al centro comercial, Alice se puso muy contenta y empezó a dar saltitos. Me jaló por el brazo y me llevo a rastras hacía la primera tienda que vio con ropa chula. Cogió un montón de ropa y me llevo hasta el probador.

-¡Toma! Pruébate todo esto y enséñamelo, seguro que te queda genial –dicho esto me empujó hacía el probador.

Estuvimos hasta las ocho de la tarde comprando ropa, por que cerraron las tiendas, que si no se hubiera quedado hasta las tantas de la noche. Lo menos llevábamos diez bolsas de ropa, lo que Alice llamaba poco, yo lo encontraba una exageración. Camine arrastrando los pies hasta unos bancos del aparcamiento. Me senté y deje las bolsas en el suelo, al igual que Alice, pero ella no se sentó.

-¿No estás cansada? –le pregunte mientras cerraba los ojos.

-No, estoy acostumbrada a ir de compras. Rose y yo siempre vamos –dijo ella mientras se sentaba a mi lado-. Creo que Edward habría tenido que venir para cargar las bolsas, estás agotada –dijo. Cuando mencionó su nombre abrí los ojos como si me llamara a mí también.

-Pobrecillo, no le deseo esto –dije levantando alguna de las bolsas que todavía tenía sujetas en la mano.

-¿Por qué? ¿Le quieres? Dime que si cuñadita –dijo abalanzándose sobre mí.

-¡Alice! No seas tan… espontanea –le regañe a mi amiga.

-Lo siento. Es que me haría tanta ilusión Bella. Mi hermano está colgado por ti –dijo. Y después se tapo la boca, eso seguramente no lo podía decir-. Tu... ¡como si no te lo hubiera dicho!

-Vale… -dije yo un poco desorientada. En ese momento se me creo una chispa de ilusión y esperanza en mí.

-Da igual, te enterarías de todas formas. Acabarás saliendo con el –dijo Alice como si fuera obvio.

-¿Cómo lo sabes? –pregunte yo alzando una ceja.

-Porque a ti te gusta mi hermano y a él le gustas tú –dijo ella como si fuera obvio-. ¿Y por que tú no vas a querer salir con él? Si sueñas con él.

-¡¿Cómo lo sabes?! -pregunte yo asustada.

-¿A que es verdad? –y entonces se empezó a reír-. Solo lo decía en broma. Mira, por eso mismo debes de salir con Edward ¡porque le amas tanto que incluso sueñas con él!

-¡No se lo digas a él! –le dije yo amenazándola con el dedo índice.

-Tranquila. Eres mi mejor amiga, no le diré nada a él –dijo ella haciendo como si se cerrara la boca con llave y la tirara al mar.

-Gracias –le dije yo mientras la abrazaba-. Tú también eres mi mejor amiga. De hecho nunca he tenido una amiga como tú.

-Pues te mereces una amiga mejor y todo –dijo ella sonriendo sin dejar de abrazarme.

-Tú también –le dije yo devolviéndole la sonrisa.

Y estuvimos así abrazadas un montón de rato. La verdad es que nunca en Phoenix había tenido muy buenas amigas, eran tan solo compañeras de clase, me caían bien. Pero Forks tenía algo especial, algo que te aferraba con tanta fuerza a él que después ya no te puedes ir. Pero las cosas que me aferraban allí tan solo eran unas cuantas personas como Edward, Alice, Jake, Angela y mi padre. Mi madre fue la única excepción, pudo desenredarse de los lazos que había hecho en Forks para así poder ser feliz, cuando yo tan solo tenía unos meses.

-Sera mejor que nos vayamos a casa, se está haciendo tarde –dijo Alice deshaciendo nuestro abrazo y mirando al reloj.

-No tengo ganas de ir a casa, no tengo nada que hacer –dije resoplando, estaba bien charlando con Alice allí, nunca había sido una adolescente, quizá ha llegado la hora-. ¿Tú tienes algo que hacer hoy?

-Pensaba tener una charla con mi hermanito –dijo mientras pensaba y sonreía-. Pero…todo por mi mejor amiga.

-¿Quieres quedarte a cenar en mi casa? –le pregunte.

-¡Vale! Pero vámonos que sino Charlie se va a preocupar –dijo Alice levantándose y empezando a caminar hacía el aparcamiento.

Esta vez en mi consideración condujo un poco más lenta, pero solo un poco. Me miraba cada poco tiempo para ver si la velocidad que llevaba me gustaba o no. De vez en cuanto me hacía preguntas tontas que no interesaban mucho, pero me sorprendió cuando me pregunto si alguna vez había tenido novio, me puse roja como un tomate.

-No, nunca he tenido novio. Nunca me ha gustado nadie –le dije yo bajando la mirada.

-No es verdad, ahora te gusta mi hermano –dijo Alice sonriendo.

-¡Alice! ¿Cómo hemos quedado? –le dije haciendo una pregunta retórica. Ella solo bajo la mirada.

-¿Puedes llamar a mi madre? No sabe que me voy a quedar en tu casa a cenar. No se tiene que hablar mientras se conduce –dijo pasándome si móvil.

-Si claro –abrí en móvil y busqué en su agenda.

No contestaban, un pitido….dos…tres…cuatro. Pero contestaron.

-Casa de los Cullen –dijo esa perfecta voz, esa voz que yo conocía perfectamente. Era Edward. Me quede con la boca abierta.

-¡Bella, contesta o se pensara que hemos colgado! –dijo Alice sacándome del trance.

-Hola. Soy Bella –le dije esperando a que contestara.

-Ah, sí. Hola. ¿Qué haces con el móvil de Alice?

-Es que está conduciendo y me ha dicho que llame a Esme para decirle que hoy se quedara a cenar en mi casa.

-De acuerdo. ¿Mañana nos vemos?

-Si. Hasta mañana –después de eso colgué. Alice me miraba de reojo con una sonrisa en la cara-. ¡¿Qué?!

-Estas muy pillada por él. “Ho-hola. S-soy B-bella” –dijo imitando mi tono de voz y riéndose.

-Ya lo sé, no hace falta que me lo recuerdes –dije bajando la mirada.

No tardamos mucho en llegar a casa, a Alice se le terminaron las preguntas tontas para hacer, así que permaneció el resto del camino en silencio. Cuando llegamos Charlie estaba en el porche de la casa despidiéndose de Billy y de Jake ¿Qué hacían aquí? ¿Hoy hacían futbol?

-¡Mira! Ya está aquí Bella, tanto que querías verla –se mofo Billy dándole un golpecito a Jake.

Bajamos del coche Alice y yo y nos dirigimos hacia donde estaban ellos conversando. Jake miro de arriba abajo a Alice cuando la vio. Era guapa, si, y él era un descarado.

-¡Bella! –dijo Jake mientras se abalanzaba sobre mí y me abrazaba.

-Hola –le dije yo-. Em… os presento a Alice Cullen, va conmigo al instituto. Alice ellos son Charlie, Billy y Jake –les dije señalándolos respectivamente.

-Encantada –dijo ella sonriendo-. Bella me ha dicho que si quiero quedarme a cenar ¿Puedo? –pregunto cordialmente Alice.

Sin duda a Charlie le gustaría mucho Alice y cuando se fuera me diría que estaba encantado con que tuviera amigas tan buenas como ella. Jake y Billy se quedaron a cenar al haber tanta gente.

Mientras Billy y Charlie miraban el futbol Jake y Alice me hacían compañía mientras hacía la cena, la verdad es que no se caían perfectamente. Alice le lanzaba miradas asesinas a Jake. No lo entendía muy bien, así que me concentre en hacer la cena. En una media hora termine y mientras esperábamos a que el partido se terminara me senté con ellos en la mesa. A ver si así se calmaba la situación.

-Estas fiestas tienes que venir a nuestra comida familiar –dijo Alice entusiasmada-. Ya verás a Edward seguro que le encanta la idea.

-Bueno, ya hablaremos –dije yo adivinando porque Alice le hacía esa cara a Jake. Pensaba que Jake podía ser algo más que amigo y ella le estaba intentado dejar el camino libre a Edward.

Entonces entraron Charlie y Billy en la cocina y empezamos a comer. Casi no hablaban, solo comían, mejor dicho tragaban.

-¿Cómo le va a tu padre, Alice? –pregunto cariñosamente Charlie.

-Bien, está un poco liado con el trabajo –contesto Alice educadamente.

-Me alegro –dijo Charlie volviéndose a centrar en el plato que tenía delante.

Cuando terminaron de cenar Billy y Jake se marcharon rápidamente, era demasiado tarde y Jake no tenía la edad de conducir todavía. Alice se quedo un rato más mirando la televisión con nosotros, pero al final se tuvo que ir, mañana había instituto. Estuvimos un rato en el porche.

-¿Por qué mirabas a Jake con esa cara? –le pregunte sonriendo.

-¿Con que cara le miraba? –pregunto Alice frunciendo el ceño.

-No lo sé… pero la cara que le hacías no era normal –le dije yo, ella solo se encogió de hombros-. Vamos Alice, que hasta yo sé porque le mirabas con esa cara.

-¿A, si? –yo asentí la cabeza y espere a que me lo contara ella-. Bueno… pues porque ese chico quiere algo más que amistad y ¡tiene un año menos que tú! –dijo Alice bajando la mirada.

-Ya sabes quién me gusta y no cambio de gustos tan rápido –la tranquilicé yo, ella me sonrío.

-Hasta mañana, Bella –dijo ella dándome un beso en la mejilla.

Cap.12 Hospital.

Tan solo quedaban dos días para que las vacaciones de Navidad empezaran. No tenía muchas ganas, eso significaba que no lo vería. Aunque teniendo a Alice como amiga y sabiendo lo que yo sentía hacía él, seguro que se le ocurriría algo, era un alivio tener a una amiga como ella.

Caminaba lentamente hacía la clase de Biología, hoy él no había venido. Tampoco me había encontrado a Alice para preguntarle el porqué, pero seguro que no tardaría mucho en cruzármela y entonces le caería una emboscada de preguntas

Me senté en mi asiento, hoy si que podía ocupar los dos sitios, estaba segura de que él no vendría. La clase se me paso lenta, como siempre cuando no estaba, pero al fin sonó el timbre, mi salvación. Hora del almuerzo o mejor dicho, hora del interrogatorio.

Intente caminar lo más rápido hacía la cafetería. Entonces alguien puso mi mano en mi hombro. Me gire, era Alice, siempre se me adelantaba.

-Bella –dijo mientras me abrazaba-. ¿Dónde estabas? No te he visto.

-Igual que yo a ti. Te iba a buscar en la cafetería –le dije señalando la puerta de esta-. ¿Cómo es que Edward no ha venido a clase?

-Ha cogido una malatía rara y está ingresado en el hospital –dijo ella poniéndose triste-. Se recuperara en unos días, pero no puede ir al instituto.

-Pobre… -le dije yo-. Si se tiene que pasar todas las vacaciones en el hospital se va a divertir –dije yo en irónicamente.

-Esta tarde voy a verlo al hospital –insinuó Alice-. ¿Me acompañaras?

-No sé, Alice…

-Por favor –dijo poniendo esa cara de cachorrito que nadie se le podía resistir-. Así le das los deberes de Biología y Español.

-De acuerdo –dije. En realidad tenía muchas ganas de ir.

-¡Bien! –dijo dando saltitos-. A las cuatro te paso a recoger en tu casa.

Entonces se fue corriendo hacía la cafetería. No había visto a Edward esta mañana, pero estaría toda la tarde con él. La cosa pintaba bien.

Charlie me permitió ir al hospital a visitar a mi amigo pero tenía que estar en casa a las ocho, con cuatro horas no me bastaba, nunca sería suficiente el tiempo que estaba con él.

Alice me esperaba en el coche corrí rápidamente hacía él y entre. En el coche también estaba Jasper. Entre rápidamente en el coche y me abroche el cinturón.

-Hola –me dijeron ellos

-Hola –les dije yo mientras Alice arrancaba el coche a toda potencia-. ¿Quién estará? –les pregunte yo. Esta pregunta me rondaba por la cabeza desde hace muchas horas.

-Carlisle siempre está por ahí y Esme tal vez le haya ido a ver –me dijo Jasper.

Al cabo de diez minutos llegamos al hospital, fui detrás de Alice y Jasper ya que yo no me sabía el camino. Nunca había visto el hospital, por suerte. Mi torpeza todavía no me había jugado esa mala pasada, todavía. El hospital no era nada fuera de lo normal en ese pueblecillo.

-Vamos, Bella –dijo Alice jalándome por el brazo y arrastrándome.

Entramos en una cálida habitación, donde estaba una joven recepcionista de pelo largo i marrón recogido en una coleta, tenía los ojos verdes, como Edward. Nos dio una cálida sonrisa.

-Buenas tardes Alice, Jasper y… -dijo la chica mirándome a mí para que le diera mi nombre.

-Bella, la hija del jefe Swan –dijo Jasper amablemente.

-Ah, encantada. En la habitación 17 –dijo la chica. Seguramente estaría al tanto de todo, no hacía falta ni preguntar.

Alice y Jasper caminaron con las manos entrelazadas, yo simplemente camine rápido, impaciente por ver a Edward. Me sentía desplazada, como si yo no tuviese que estar allí, pero quería estarlo. Era su amiga ojala fuéramos algo más. El quería según Alice, y yo también, pero yo nunca había tenido novio, él en cambio tal vez si, con lo hermoso que es…

-Bella, nosotros nos esperamos un rato aquí, así tú puedes hablar con Edwa…

-Lo entendió Alice, un rato a solas. Hasta aquí llego –la corte yo a mitad frase. Ella solo soltó una de esas risitas cantarinas.

Puse la mano en el manojo de la puerta, no sabía si entrar o no, estaba indecisa. Gire para ver la cara de Alice, ella me sonreía y me incitaba a que entrara. Sin pensarlo abrí la puerta rápidamente entré y la cerré.

Estaba dormido, tenía cara de enfermo, pobrecillo. Me acerqué sin hacer ruido y me senté al lado de la camilla en la que él estaba recostado. Estaba tan hermoso como siempre. Tenía ganas de acariciar sus cálidas y suaves mejillas, pero no podía. ¿Qué hago yo ahora? ¿Esperar? ¿Despertarlo? ¿Salir a fuera? Indecisa, como antes.

Entonces el se removió, no sabía si se había despertado o no. Abrió sus ojos verdes como esmeraldas y me miro con los ojos entrecerrados. No sabía que hacía yo aquí. -Tranquilo, yo tampoco-.

-Hola –le dije yo avergonzada, el no me dijo nada, estaba confuso-. He venido con Alice, estaba…preocupada –le explique yo.

El no me dijo nada tan solo me sonrió y se me quedo mirando, me ruborice y aparté la vista, él solo se rio y miro a otra parte. -¡Que conversación más fluida Bella!- dijo una vocecilla dentro de mí.

-¿Viniste por que querías? –pregunto Edward rompiendo el silencio. Todavía no había oído su voz, era ronca. Me senté en el banco que había a unos centimetros de la camilla.

-Sí, nadie me obligo –le dije yo girándome para verle, él me miraba a mí-. ¿Por te ingresaron en el hospital?

-Nada grave, una malatía simple. En unos días estaré bien –dijo el resoplando-. Estaré bien dentro de unos días para invitarte a cenar en Port Angeles –me dijo el de golpe-. ¿Si tú quieres? -¿que si quiero? ¡Deseo tenerte para mi sola, Edward Cullen!

-Em… pues claro, por que no. Si te recuperas –le rete alzando una ceja.

-Me están dando cada vez más ganas de recuperarme –dijo riendo.

-Yo también quiero que te recuperes lo más pronto posible –le dije y él sin previo aviso me entrelazo su mano y la mía y las apretó contra él. Estaba cálido, debía ser por culpa de la enfermedad. Recosté mi barbilla contra la almohada de Edward, tan cerca de su cara, de sus labios. Pero no debía pensar en eso, solo eran tentaciones que hacían el momento más tenso.

No me molestaba que me cogiera la mano, no era como estar con Jake, era diferente. Yo a Jake lo quería como un buen amigo, como a un muy buen amigo. Pero con Edward era distinto, no me molestaría que él fuera algo más que un amigo para mí, de hecho estaría más que encantada. El me miraba fijamente a los ojos mientras que yo miraba nuestras manos entrelazadas, era lo que hace semanas quería y deseaba, nosotros dos como algo más que amigos, como una sola persona, un solo corazón y una sola alma. No sé cuánto tiempo pasamos en silencio ¿Medía hora, una? No sé.

Entonces entro Esme sin previo aviso. Levante de la cabeza e intente quitar mi mano de la suya, pero Edward no me dejo, aún así apretó más su mano contra la mía. Esme nos miro con el ceño fruncido. Me hubiera gustado saber lo que estaba pensando en esos momentos.

-Siento interrumpiros, chicos –se disculpo ella-. ¿Qué haces aquí, Bella?

-He venido con Alice a ver a Edward y a traerle los deberes –le explique a Esme.

-Está bien –dijo recogiendo la sala que estaba un poco desordenada-. ¿Me podrás hacer un favor, Bella?

-Sí, claro. Lo que tú quieras Esme –acepté yo.

-El sábado todos estamos fuera y me preguntaba si podrías hacer de canguro a Elizabeth, Ashley y… Edward –me quede a cuadros-. Sé que suena raro, pero aunque sea muy valiente no estará recuperado del todo y necesita atención.

-Sí, claro –me reí en silencio. ¡Que cita más divertida la de este sábado!

-Creo que me tendré que poner enfermo más veces si voy a tener estas canguros –dijo Edward sonriendo.

-No si ya lo veo –dijo Esme señalando con la cabeza nuestras manos entrelazadas-. ¿Me he perdido algo?

-No, no te has perdido nada. Somos buenos amigos –le dije entrecortadamente.

-De acuerdo. Me voy –dijo Esme saliendo y cerrando la puerta.

-Vaya cita que vamos a tener el sábado –dijo el riéndose, mire el reloj.

-¡Mierda! Charlie me va a matar, tenía que estar en casa a las ocho y es la media –dije yo dejándole los deberes en la mesa y soltando su mano-. Me voy a casa.

-De acuerdo –dijo el quitando esa sonrisa de la cara. Sin pensarlo me acerque a su cara y le di un beso en la mejilla. Como buenos amigos, solo amigos-. ¿Vendrás mañana?

-¿Cuándo sales del hospital? –le pregunte yo dirigiéndome a la puerta.

-Mañana. Pero no creo que aguante un día sin verte –dijo el volviendo a esbozar su sonrisa y revolviéndose el pelo.

-Pues mañana nos vemos –le dije yo saliendo a fuera.

El viaje a casa fue tranquilo, Esme condujo hasta casa tranquilamente, no era como sus hijos, ella no tenía ninguna prisa en llegar a su casa.

-Mañana te pagare todo lo del otro día y lo de mañana –me dijo Esme mientras bajaba del coche.

-De acuerdo, el sábado nos vemos –le dije yo cerrando la puerta del coche y dirigiéndome a casa.

Se oían gritos desde el salón. No me acordaba, hoy hacían futbol y seguramente Jake y Billy no habían reparado la televisión –que raro-. Entre y deje mi impermeable, las llaves y mi bolsa en el recibidor.

-Hola –grite yo andando hacía donde estaban ellos-. ¿Habéis cenado?

-Hola, Bella. Hemos pedido una pizza te hemos guardado un trozo –me dijo Charlie sin apartar la vista de la televisión.

Fui a por la pizza en la cocina y me senté en la silla. Estaba agotada, había sido un día muy largo, demasiado y todo. Me metí un trozo de pizza en la boca y la mastiqué lentamente. Jake entro y me dedico una de esas sonrisas cálidas de bienvenida. Se sentó en mi lado.

-¿Dónde estabas? –pregunto el jugando con mi ejemplar de Cumbres borrascosas, adoraba ese libro. Mostraba sentimientos que no podían jugar juntos el mismo papel, era un libro diferente, por eso se hizo famoso y se tradujo a tantos idiomas.

-He ido a visitar a un amigo en el hospital –le dije recordando el momento y sonriendo. El me miro confundido.

-Sonríes ante ir a ver a un amigo al hospital –dijo parando de juguetear con mi libro.

-No, sonrió por que lo he visto –le dije yo recogiendo el plato y lavándolo.

-A ver si adivino era… ¿Cullen? –dijo. Sabía que había acertado, le mire confundida-. Se te ve que estas colado por él –dijo forzadamente-. Y él está colgado por ti.

Pasaron segundos, tal vez horas, no sabía que decirle. Nunca había experimentado estas sensaciones, nunca había tenido buenos amigos con los que hablar de estas cosas.

-¿Funciona bien tu furgoneta? –pregunto señalando por la ventana mi coche que apenas se veía ante la noche.

-Sí, eres un gran mecánico. Ya sé a quién acudir a partir de ahora –le dije yo.

-Si, a ver si a partir de ahora te pasas por La Push más a menudo. Quil tiene ganas de verte otra vez –dijo atento para ver qué cara hacia.

-No me va eso de salir con jovencitos –me mofé yo. El se puso serio. Me levante para dejar el plato en el fregadero.

-¿Qué problemas tienes con la edad? ¿Cuántos años tiene ese… Cullen? –yo simplemente no le conteste, sabía que era una broma-. Además yo también te gusto –dijo acercándose a mí.

Jake era solo un buen amigo, porque lo estropea todo, le necesito, por muy patético que suene. El también sería una de las personas que me retendría aquí en el caso de marcharme. No podía dejarle que hiciese lo que iba a hacer, lo estropearía todo.

El simplemente estaba demasiado cerca de mi, sus ojos estaban cerrados y buscaban mis labios. Yo puse mi mano en su pecho para apartarle, estaba demasiado fuerte como para retenerle ahí. Me aparte de su camino, el se estampo contra el fregadero, se quejo.

-Lo siento Jake, no lo estropees todo. Yo te quiero, pero solo como un buen amigo –le dije yo levantando las manos en son de paz, el simplemente miro al suelo-. Lo siento mucho Jake, no quería herir tus sentimientos –dije mientras lo abrazaba lo más fuerte que podía.

-Ha sido culpa mía –dijo envolviéndome con sus brazos, como amigos.

Estuvimos así mucho rato, la verdad es que no me importaba el tiempo, podíamos parecer novios, me daba igual, pero los dos teníamos que tener claro lo que éramos, amigos, buenos amigos.

-Te prometo que nunca me voy a rendir, siempre estaré a tu lado y siempre, pero siempre, que te quede claro, competiré por ti.

-¡Nadie competirá por mi Jake!–le dije yo sin soltarlo-. Te quiero, pero solo como amigo –le dije yo sin dejar de abrazarlo.

-Pues no ayuda mucho estar así –dijo deshaciendo mi abrazo. Pero no le iba a decir nada, si él hacía todo esto por mí, yo también tendría que hacer algo por él-. Pero no pierdo la esperanza, algún día seras mia–dijo el ciegamente convencido en lo que decía.

-Sigue soñando Jake –le dije mirando a sus oscuros ojos, eran cálidos.

-Te hago una apuesta a que en poco tiempo robare un beso tuyo –me dijo él con una sonrisa seductora-. Ya verás como si.

-Está bien. Pero perderás, te lo aseguro –le dije sonriendo e intentando no herir sus sentimientos.

-No estoy tan seguro –dijo el acercándose seductoramente hacía mí.

-Si pierdo tienes mi servidumbre durante un día y sino al contrario.

El levanto su mano para que se la diera, en signo de promesa. Yo se la di. Sabía que ganaría esa apuesta, era fácil no intentar besar a un chico que tan solo lo podías ver como a un amigo. Hasta sonaba sencillo. Y si por alguna rara circunstancia le besaba quería decir que entonces seríamos algo más que amigos, entonces no me importaría que tuviera que servirle durante un día, estaría encantada –pero solo estamos hablando del futuro, Bella. No tiene porque ocurrir ni una ni la otra. Piensa en el presente- gruñía mi vocecita interior, la misma que ayer me hablaba.

Entonces Jake se sentó en la silla que estaba antes y esperó a que Charlie y Billy terminaran de ver el futbol. Por lo que tenía entendido a Jake no le gustaba el fútbol, siempre estaba conmigo, o simplemente le gustaba más estar conmigo.

-Jake vámonos que el fútbol ya ha terminado –dijo Billy quitándome de mis ensoñaciones.

Él se levanto y se fue al recibidor para ponerse su chaqueta, yo les seguí para despedirme. Estaba agotada con el día que había tenido, pero había sido fabuloso. Había estado tan cerca de él y no le molestaba.

-Adiós Bella –dijo Jake mientras me daba un beso en la mejilla, como amigos-. Ganare la apuesta -me susurró al oído.

-Adiós Jake–dije arrastrando las vocales. Yo les despedía con la mano. Cuando ya les perdí de vista cerré la puerta y me fui al salón donde estaba Charlie-. Buenas noches, papa.

-Buenas noches, hija. Que duermas bien –dijo el sin quitar ojos de la televisión.

Era una costumbre que soñara con Edward todas las noches, pero no me molestaba. Pero cuando lo volvía a ver en el instituto, me daba cuenta de lo mucho que me había equivocada, él era mucho mejor y mucho más hermoso que en todas mis ensoñaciones. No me avergonzaba soñar con él, me alegraba de hacerlo, era un rato más que podía estar con ese ser que había cautivado mi corazón.

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Bueno! Salome, felicidades y aqui estan tus 3 caps publicados!! YA SABEN; EL BLOG ES:

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